domingo, 28 de marzo de 2021

Como turco...






- Lo que él…

- Árida, desolada. Otro…

- La nombraba casa y era…

- Rincón, delfín de la Unesco, para lo que…

- Más bien un sucucho…

- Mundo quedaba, todavía…

- Olía a dinero, a…

- Algunos sabían…

- Organizacional, a…

- Mercancía…

- Carne…

- ¡Tsu Yi! Actuaban en el mundo…

- En realidad, dos…

- Compañeros, seguían…

- Consecuencias, de dos o tres eslabones…

- Dormitando una resaca…

- Distintas formas. En burocráticos que habían…

- De alitas de mosca y…

- Menos de cien años…

- Persistiendo como rémoras…

- Diesel, Premium, sobre la faz del planeta…

- ¡A lo largo de aquellos…

- Alguien debería salir a…

- Desaparecería todo viso…

- Años malditos…

- Ganarse el pan…

- Esbozos de vida, cálculos y…

- Se sentía: una…

- En una…

- Mueca, en otra…

- Mensura que conocían…

- Profesional sin vida…

- He sido…

- Pocos…

- …magos. Profesión: un prostituto…

- Pensó: hoy practico…

- Casualmente los más…

- Siempre había admirado…

- Una vida ruin, el deseo…

- Poderosos, y tal vez…

- El ángel caído de París, en libertad…

- Los más obtusos, los…

- Convertido su deseo de penetrar el…

- Jornaleros, en un pase de manos…

- Artes del malentendido, amantes de la praxis…

- Robó el verdadero velo de la existencia…

- Mal entendida, de su loco…

- Aquiles, siempre el sacrificio del Todo por andar con el ánfora…

- Estará persiguiendo alas…

- Algunos. Es extraño…

- Llena de poesía, su halo…

- Tortuga, tiene…

- Y pensaba que ciertas…

- Mágico, protegiéndolo…

- Postales tienden a…

- Durante el largo caldo…

- Quiere sopa…

- ¿Acaso un bueno no esquilmado por delirios verdes…

- Infiernos todos…

- Repetirse en un planeta…

- …tenemos hambre!

- Alguna vez.



miércoles, 17 de marzo de 2021

¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos?



"El CsO es deseo, él y gracias a él se desea. No sólo porque es el plan de consistencia o el campo de inmanencia del deseo, sino porque, incluso cuando cae en el vacío de la desestratificación brutal, o bien en la proliferación del estrato canceroso, sigue siendo deseo. El deseo va hasta ese extremo: unas veces desear su propio aniquilamiento, otras desear lo que tiene el poder de aniquilar. Deseo de dinero, deseo de ejército, de policía y de Estado, deseo-fascista, incluso el fascismo es deseo. Hay deseo cada vez que hay constitución de un CsO bajo una relación o bajo otra. No es un problema de ideología, sino de pura materia, fenómeno de materia física, biológica, psíquica, social o cósmica. Por eso el problema material de un esquizoanálisis es saber si disponemos de los medios necesarios para hacer la selección, para separar el CsO de sus dobles: cuerpos vidriosos, vacíos, cuerpos cancerosos, totalitarios y fascistas. La prueba del deseo: no denunciar falsos deseos, sino en el deseo distinguir lo que remite a la proliferación de estrato, o bien a la desestratificación demasiado violenta, y lo que remite a la construcción del plan de consistencia (vigilar hasta en nosotros al fascista, y también al suicida y al demente). El plan de consistencia no es simplemente lo que está constituido por todos los CsO. Algunos los rechaza, él es el que hace la selección, con la máquina abstracta que lo traza. E incluso en un CsO (el cuerpo masoquista, el cuerpo drogado, etc.) distinguir lo que se puede o no componer en el plan. ¿Uso fascista de la droga, o bien uso suicida, pero también posibilidad de un uso conforme al plan de consistencia? Incluso la paranoia: ¿existe la posibilidad de utilizarla paralelamente? Cuando nosotros planteábamos el problema de un conjunto de todos los CsO, considerados como atributos sustanciales de una sustancia única, en sentido estricto había que entenderlo únicamente del plan. Él es el que crea el conjunto de todos los CsO llenos seleccionados (no hay conjunto positivo con los cuerpos vacíos o cancerosos). ¿De qué naturaleza es ese conjunto? ¿Únicamente lógica? ¿O bien hay que decir que en su género cada CsO produce efectos idénticos o análogos a los efectos de los otros en su propio género? Lo que el droga￾dicto obtiene, lo que el masoquista obtiene, también podría obtenerse de otra manera en las condiciones del plan: en última instancia, ¿drogarse sin droga, emborracharse con agua pura como en la experimentación de Henry Miller? O también: ¿se trata de un paso real de sustancias, de una continuidad intensiva de todos los CsO? Sin duda, todo es posible. Nosotros sólo decimos lo siguiente: la identidad de los efectos, la continuidad de los géneros, el conjunto de todos los CsO sólo pueden ser obtenidos en el plan de consistencia por una máquina abstracta capaz de englobarlo e incluso de trazarlo, por agenciamientos capaces de conectarse con el deseo, de cargar efectivamente con los deseos, de asegurar en ellos las conexiones continuas, las uniones transversales. De lo contrario, los CsO del plan permanecerán separados en su género, marginalizados, reducidos a sus propios medios, mientras que en el otro plan triunfarán los dobles cancerosos o vaciados."

¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos?, Mil Mesetas. Gilles Deleuze- Félix Guattari



domingo, 14 de marzo de 2021

¿Uno sólo o varios lobos?






Franny escucha una emisión sobre los lobos. Yo le pregunto: ¿te gustaría ser un lobo? Respuesta altanera: "que tontería, no se puede ser un lobo, siempre se es ocho o diez, seis o siete lobos. No que uno sea seis o siete lobos a la vez, sino un lobo entre otros lobos, un lobo con cinco o seis lobos". Lo importante en el devenir-lobo es la posición de masa, y, en primer lugar, la posición del propio sujeto respecto a la manada, respecto a la multiplicidad-lobo, la manera de formar o no parte de ella, la distancia a la que se mantiene, la manera de estar o no unido a la multiplicidad. Para atenuar la severidad de su respuesta, Franny cuenta un sueño: "Hay un desierto. Pero tampoco tendría sentido decir que estoy en el desierto. Es una visión panorámica del desierto, ese desierto no es trágico ni está deshabitado, sólo es desierto por su color ocre y su luz, ardiente y sin sombra. En él hay una multitud bulliciosa, enjambre de abejas, melé de futbolistas o grupo de tuaregs. Yo estoy en el borde de esa multitud, en la periferia; pero pertenezco a ella, estoy unida a ella por una extremidad de mi cuerpo, una mano o un pie. Sé que esta periferia es el único lugar posible para mí, moriría si me dejara arrastrar al centro de la melé, pero seguramente me sucedería lo mismo si la abandonara. Mi posición no es fácil de conservar, incluso diría que es muy difícil de mantener, porque esos seres se mueven sin parar, sus movimientos son imprevisibles y no responden a ningún ritmo. Unas veces se arremolinan, otras van hacia el norte y luego, bruscamente, hacia el este, sin que ninguno de los individuos que componen la multitud mantengan la misma posición con relación a los demás. Así pues, también yo estoy en perpetuo movimiento, y eso exige una gran tensión, pero a la vez me proporciona un sentimiento de felicidad violento, casi vertiginoso". Qué gran sueño esquizofrénico. Estar de lleno en la multitud y a la vez totalmente fuera, muy lejos: borde, paseo a lo Virginia Woolf ("jamás volveré a decir soy esto, soy aquello").*


*Fragmento de la meseta "¿Uno sólo o varios lobos?", correspondiente al libro Mil Mesetas (Capitalismo y Esquizofrenia), de Gilles Deleuze y Félix Guattari, extraído de la 5° edición, traducida por José Vázquez Pérez con la colaboración de Umbelina Larraceleta

jueves, 11 de marzo de 2021

Protesta en Piazza Piazzolla






(fragmento de "MOՅIQUE", colaboración de Marcos Gunn para el proyecto rizómico de agenciamento colectivo "El Paraíso de las Delicias. Suiciudades")


I


Luego de volver, trayendo el futuro a bordo, salió a las calles.


Ocultó la nave en un barrio del suburbano de Buenos Aires, junto a un baldío y una iglesia pentecostal, disimulándola, haciendo correr el programa Función Mimesis dentro de Monique.


En pocos segundos se produjo una transmutación. La nave aparentaba ser un caserón antiguo, solapada entre dos naranjos.Sonrió satisfecho: nada tenía que envidiar a vecinos más añejos.


Pocas cosas habían cambiado. Nada en realidad, sólo él con el futuro a cuestas.


Encontró las mismas calles ásperas. Gente caminando (alguna incluso muerta), llena de raspones y magulladuras, ladrándose entre sí. Observó al tráfico abotonarse en un ombligo de país, que casualmente era también ombligo de ciudad.


El tráfico automotriz, el económico, el energético, el humano, siempre había pasado por el ombligo de la ciudad, nutriendo a los dos o tres parásitos de siempre. Ahora, reflexionó, simplemente se permitía una aceleración casi... proverbial, bíblica, que hacía recrudecer una miseria sobre la que flotaban los espejitos de colores de siempre; en el ambiente se respiraba la felicidad al sacar la esperanza de su cajita de cristal, para pasearla por las calles de La Ciudad, transmitiendo en directo para todo el país, por canales del Estado, pero también por emisión privada, así la gente sabría que la Esperanza estaba de vuelta y no tardarían en verla con sus propios ojos.


La Primavera Oficinista. Así habían llamado los analistas, mucho después, a lo que había pasado en aquellos años: muchas casas marcadas por el sol vueltas a pintar, calles llenas de maletines llenos de papeles llenos de nada, formularios.


Con la burocracia se cura, se come y se educa, decía un señor por esos días. Aparecían brotes verdes en el país arruinado, como tantos otros lugares donde se debatía la Permaguerra contra la Hegemonía, el Posmodernismo y el monstruo Leviatán. Él, venido del futuro, heraldo de la libertad, sabía bien cómo se venía barajando la cosa. Claro, con el diario de Marte.


Los brotes facilitarían la proliferación de un monte lleno de aceitunas verdes, pintadas de negro, listas para echar todo el aceite necesario al fuego de siempre.


Al pisar la vereda, lo primero que vio fue una marcha. Suspiró: todo parecía seguir hirviéndose a la temperatura de siempre. El guiso argenchino cociéndose con carpa.


El cocinero que no sirve, siempre revolviendo el estofado. Cada tanto mete la cuchara y avizoramos el abismo, la cocina ubicada en la última cabaña del fin del mundo, los comensales esperando, el incendio del poniente por fuera. Ritos nucleares de posguerra, mates revueltos por el miedo. La paranoia, la insulsez de saberse mordiendo el borde del cuadro. Destino de poriahú, cada vez quedaba menos guiso y los comensales seguían hambrientos, tanto como cuando se dejaron fotografiar en el infierno por LM.


Se disimuló entre la gente, siguiéndola para ver a dónde se dirigían. En una radio oyó desgajarse un violín.


La marcha iba hacia Piazza Piazzolla.


De los gloriosos años del Presidente, reconquistando Buenos Aires, había pasado un buen lustro. No se sabe quién ganó la batalla final, no han quedado registros en los anales de la historia. Enel Gran Incendio de la Biblioteca Nacional se habían perdido numerosas entradas témporo-espaciales, incluidas las de aquellos años tan extraños, aunque algunos sospechaban que los vencedores fueron los Metafísicos.




De cualquier manera, la idea de renombrar las calles de la ciudad había seguido un sendero cómodo entre la ortodoxia y la vanguardia. Así fue que, por ejemplo, se instauraría el día del Místico cada ocho de febrero, o se nombrarían recodos de La Ciudad bajo los apellidos de ilustres artistas que habían contribuido a enaltecer la bandera nacional, como la Piazza Piazzolla donde se escucha el Quinteto Electrónico todo el día, desde megáfonos escondidos dentro del bandoneón de la estatua de Ástor. ¡Eh! pero no se oye nada, por ejemplo, del Quinteto Nuevo Tango, lo cual es un verdadero garrón para cualquier piazzolliano, la obra de Ástor es una sola pero se ha cortado escuetamente con un comunicado. Es algo que según el Gobierno no nos representa. No se pueden sentir en la Piazzolla las cuatro estaciones porteñas, fíjate vos lo que te digo hermano, es algo jodido, el hilo sin aguja de lo argenchino, el pan al que no tiene dientes, pero esto no lo aguantamos más, no se puede vivir con esta depresión en el pecho, nosotros hemos crecido bajo la más estúpida tiranía, hemos nacido sin voz, hemos luchado por la libertad, más nunca hemos sabido lo que Libertad era; hemos vivido alrededor de tanta carne rancia, hemos puesto nuestra carne en el mantel, hemos crecido con muertos, zombis que a la noche buscaban comerse nuestro cerebro, ¿Usted sabe cómo es eso? Ahora pasamos las horas destrozando plazas corrompidas por el poder, como protesta, aunque algunos, es cierto, sólo vienen para levantarse minas; la mayoría sabe lo que es pegar carteles en las esquinas, meter aerosol a las corridas, mover la música, cambiar los paradigmas, hemos sido educados con odio, pero un día hemos salido a caminar y acá estamos.


Con esas palabras se entrometió el Otro.






( texto extraído de "El Paraíso de las Delicias. Suiciudades"; continúa en pág. 22)