(del diario de Gregorio Marman, sección pesadillas, clase I, encuentros con el diablo, n°X, subtitulada ´de la hidrotafia en Pedro Páramo´)
Soñé con luces cálidas,
de colores naranja, focos viejos,
aunque si intento recordar
también habría velas
en aquel lejano lugar
Soñé con flores, amarillas como aquella hora
en que un hombre, pongámosle peón,
esperaba, con la pala húmeda.
Era un campo en la llanura,
otra noche de niebla, estrellas y medialuna,
junto al hombre había cuarenta huecos, ahí
en la penumbra,
en la tierra, y también
en los pequeños departamentos
que tenían toda
pero toda
la apariencia de ser usados.
Soñé también con el vendedor de parcelas,
vestía escocesa, hablaba dulce,
era poeta y a la vez sastre:
te medía.
El peón señaló un punto en el horizonte,
mirá, está amaneciendo, dijo,
y se alejó silbando
the light that never was on sea or land
en guaraní.
Los Virgilios más nobles no tienen mecenas,
dijo el vendedor de parcelas.
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