por Marcos ‘pupila de náufrago’ Gunn
a todos los laterales,
a los distraídos de siempre;
al Corvino, gracias
a los distraídos de siempre;
al Corvino, gracias
Sócrates.
Además de amigo imaginario de Platón, plateada idea de filósofo, 8 fantasma,
jugador de fútbol. Sócrates, jugador de fútbol. Mediocampista inteligente,
distribuidor adentro y afuera de la cancha.
No
quiero hablar de Sócrates, siempre se lleva los focos. En el equipo de los
filósofos, los existencialistas juegan en las bandas. Contra la raya. Todo el
mundo sabe que después de la línea de cal no existe nada. O existe la Nada.
¿Mejor?
Los
laterales existencialistas, funambulistas haciendo equilibrio en esa delgada
línea. A veces la pelota sale de la cancha y saltamos hacia la Nada a buscarla,
para meterla de nuevo en un... ¿cómo se decía antes? Ah, sí, saque de banda.
Soy
lateral derecho, el 4, a la vieja usanza. A los futboleros no nos toquen los
números, el 4 es lateral derecho; el 5 mediocampista central, tapón, corte y
distribución; el 9 es el egocéntrico goleador, el romperredes, el punta; el 10
es el mejor, el más creativo, el tipo con más imaginación del equipo.
Juego
de 4. Mi equipo es una aplanadora, golea todos los partidos. El último lo
ganamos 6-1, un trámite. En realidad… todavía no termina. Pero no va a pasar
más nada. El futbolero lo entiende, hermano. En partidos como este, un lateral
no tiene mucho laburo, como se imaginarán.
Y
tiene mucho tiempo libre. Para conversar, con el pasto, con el viento, con la
tarde que va cayendo. Aunque ante espectáculos como el atardecer sobran las
palabras, eso está claro. Pensar en Dorothy, otra funambulista de puentes
amarillos. Asociación de tres conceptos,
hasta parece fútbol. Fútbol abstracto, Dalí jugando de 11.
El
gran objetivo es ganar la Copa. Jugamos contra rivales muy jodidos, eso lo
sabemos. No subestimamos a nadie. Por eso goleamos los partidos, nunca bajamos
la concentración. Fijate, por ejemplo, el último partido: minuto 80 más o
menos, hizo gol hasta el aguatero y el 9 no había tocado una sola bocha
todavía. Nuestro mejor player, el enganche, el capitán, tampoco había hecho goles,
y en una de las jugadas, precisamente esta de que te cuento, cerca del minuto
80, se acercaba al área con pelota dominada, para su pierna buena. En realidad…
no tiene pierna buena, tiene una pierna excelente y la otra sobresaliente, pero
bueno, con la mejor de las dos. Esto lo estoy viendo desde atrás, a la derecha.
No sé qué le pasa al pibe, es el mejor y se resbala. Está meado, no puede hacer
goles últimamente. Se resbala en la puerta del área, la jugada se diluye. Pero
por algo es el 10, el pibe, el más creativo. Ve al 9 haciendo la diagonal. Esto
está pasando en una milésima de segundo. Y desde el suelo se la pone detrás de
la zaga central. ¡Desde el suelo ve una diagonal y la toca! Y el 9 rápido, inteligente, eficaz, la primera que
toca. Su primer contacto con la bocha. Es derecho pero la agarra de zurda,
hambriento. Con el empeine tirando a tres dedos. La clava adentro. Golazo. Ese
fue el 6-1. Apagá y vamos.
Pero
quedan 10 minutos y hay que seguir jugando. A lo mejor el crack aprovecha y se
saca la mufa, quién sabe. El partido se va hundiendo en el sopor de lo que en
los catálogos futboleros es un partido liquidado.
Por
fin, dirían los paraguas, después de 6 nos bajan la persiana. Pero nosotros
respetamos a todos. Los respetamos haciéndoles 6 goles. Bajándoles la caña, porque
el fútbol es un estado de ánimo.
Lo
peor de ser lateral derecho es la vuelta, mirando el pasto, cortando los
yuyitos. Pero está lindo el mundo, so far.
Aunque es muy difícil encontrarle explicación. Epa, el mundo se ha vuelto 2.0.
Y capaz estoy llegando tarde y ya debe andar por el 5.0. Maldita sea. El mundo es una irracionalidad,
de todas formas. Una pesadilla a la que le ponemos una explicación. Una serie
de convencionalidades, de rayas. Como las letras, esos dibujos raros. O la
pelota.
El
universo es un lugar muy grande, por alguna convergencia hay que intentar
explicar algo que no tiene explicación. Que es simplemente la demencia. Una
serie de irracionalidades. Una cosa japonesa. O algo oriental. El mundo no
tiene sentido. No lo tiene. Es hermoso el universo. Pero pensamos demasiado
dependiendo de la vista.
Es
lo que a veces fantaseo llamar la occidentalización de la vista. Le damos
prioridad a un sentido, a la visión. Eso te lo enseñan en 2° grado. Pero es una
serie de impulsos eléctricos, de convencionalidades. De este color es verde
para los dos, y este otro rojo, y este celeste y blanco; pero bueno, ganamos 6
a 1.
Un
6 a 1 puede ser la fundación de cualquier sociedad. Podemos convenir
seguramente en un punto. Que son una murga. Categóricamente, les rompimos el
culo. Los dos equipos pueden estar de acuerdo en eso. A partir de esa seguridad
se pueden empezar a construir algunas certezas. El mundo se pliega en cualquier
parte para ser.
Seguir
hablando porque es como la canción con todos. El lenguaje como archivero. No
inscribirse al cinismo con tiza. El mundo es un lugar raro. Nadie sabe cómo se
maneja esto, loco. La mente.
Paso
uno, agarrar el manubrio.
Paso
diez, culpalo a otro del choque.
Vieja,
aguanten las plazas.
No
hay choque, no existe eso. Hay ganas de ponerse de acuerdo, de conversar.
No
hay choque, pero vos te ponés la de Chile y yo la de Argentina.
Qué
Chile ni Chile, yo me pongo la de Paraguay, que tiene más huevos que el
equipito de tu barrio.
Disculpá,
quise ser educado con vos pero parece que no te entra todavía que te estás
comiendo seis pepas. Pensar en el Diego porque en 10 minutos no pasa nada. La
vida es una tómbola. El tiempo es una tómbola. Es pura irracionalidad. Una
serie de convenciones, decíamos. Es muy raro conversar así. La vida es el
vacío.
Vedanta
Yoga, diría el 3 chino, un verdadero mago. En la obtención del Otro que viene
envuelto (tal como aparece) por la pregunta y la explicación. También es una
convención. Me mira un arrugado rostro en la tribuna, sonriente y dice, sabiamente,
que la locura es el verdadero estado del mundo. El caos, la incomunicación. Que
somos viejas almas, frágiles, inmortales, tratando de tocarse, de sentir, de
ser. De evitar un horror. Pero el horror existe, es real, y lo artificial, el
verdadero paraíso de Baudelaire, no eran las drogas, era el lenguaje.
Che,
¿y todo ese postestructuralismo francés? Por ahí anda la cosa. Esos tipos
sabían.
Concrete
jungle. Civilización 5.0. ¿Te pusiste a pensar alguna vez en el capítulo 73 de
Rayuela? No sé, no existe el ego en ninguna parte, pero fíjate vos que hablando
de… En algún punto el péndulo de Foucault… Habría que seguir el camino del ojo
y decir algo relacionado con Ben Affleck.
Para
qué. Si se sabe. Incluso Freud diría que no es que entra por los ojos si no por
el Falo. Falocentrismo existencial. El cinismo chino de siempre. Galletitas de
la fortuna de barrios coloridos con letras estéticamente dibujadas. A todo
esto, ¿en serio sos paraguayo? Me contesta Yo soy… y así me defino. Hay que ser
puntitos suspensivos, eh. No cualquiera no tiene bandera. No es paragua,
Barthés. No era par. Agua para bares. Es lo obsceno del amor, dice.
A
todo esto, ¿de qué lado te ubican en ese lugar en el que trabajás? En ese…
Hospital Psiquiátrico.
Internado
en el 2° piso, obvio.
Claro
como el agua.
¿No
estábamos en la cancha? Bueno, después un par de vueltas para qué molestarse.
¿Demasiada
info? Paramos cuando quieras. Índice de masa atómica, otro péndulo de Foucault.
La verdad es que hay viejos demonios, viejas almas chinas. Como gatos, bajo
hermosos disfraces. Mirando el sol caer por la ventana, viendo el partido.
Pero
no hay ventana. Tampoco pared. Ni partido. Hubo un momento complicado, pero ya
pasó. Cuidado, cuidado los escombros. Igual seguimos ahí, volviendo,
deshaciendo los pasos contra la raya.
Qué
lindo. Viendo el atardecer, sobran tres palabras. O unas cuantas. Pero hay
música. Estamos, entonces, escuchando lo que un ser hermoso tituló Para los
Árboles. Una canción preciosa llamada Néctar que es precisamente eso.
Para
los Árboles. Como justificándose, diciendo que no les sacamos una guitarra,
nada más. Es muy loco conversar de tú a tú con una canción. Signo de pregunta.
Faltaría que esté el Flaco, simplemente para cebarle un mate. Y el Flaco desde
atrás, como diciéndote. No hace falta. ¿Es muy loco conversar con Luis Alberto?
Es increíble lo que nos regaló.
Ese
tipo estaba del marote. Y no sé, me dicen. Melodioso como ninguno. Un poeta. Y
llevas el caño a tu sien, apretando bien las muelas. Ah, no. El Flaco diría
algo como Pies de Atril. Formas y formas. Se sabe. Bueno, me equivoqué, che.
Peor es perder 6 a 1.
De
los árboles a las Viejas mascarillas de la isla de Haití. Hermosas letras.
Canción hermosa. No entiendo nada de lo que dice pero las imágenes son
hermosas. Spinetta nos diría ‘y… es poesía’ con cara de ni yo entiendo. Siempre
tan cálido y tierno, el Flaco, pero…, cómplices, en realidad entendemos y hay
un puente, silencioso subterfugio. Creo que una certeza tan grande como una
goleada es saber. Dos puntos. Que vamos zurciéndonos en canciones de Spinetta;
somos funambulistas de cordones de vereda. Alma de lateral.
Y
bueno, el partido no termina. Todo es una metáfora circular. Lugares llenos de
convergencias. Agujeros negros. Benvenutti
al Maëlström. Gracias, cuervito.
Literatura son las distintas formas de saltar un hueco, de mirar un abismo. De
meter la pelota adentro de la cancha.
Convergencias.
Vos fíjate que Jean Paul Sartre vino a hablarme el otro día, disfrazado de
titiritero. Y me viene a decir lo de arte comprometido. Es un extraterrestre
por donde le mires, pensé. El pensamiento del tipo existe a miles de
kilómetros, miles de medianoches después en la forma de un viejo francés en el
litoral. ¡A la Pacha, Juan Pablito!
Todo
converge en el aleph de los ojos, de los oídos. De uno. El universo conspira a
tu favor. Nos vamos zurciendo con canciones de Spinetta. Si pudieras ver lo
hermoso aleph delicioso que es en tantos sentidos. La Pacha que dio tu viola.
De pájaro cantor. Había sido que teníamos un vecino poeta, chamigo.
En
realidad, estoy tratando de conversar con vos. Llenando los espacios. Porque no
contestas, enarbolo. En árbol o. Intuyo. Lo que vas a decir. Feel free to jump in any time. Ah, esto
fue una conversación monologo ping pong entre tu sujeto y tu yo, digamos, me
dice. Hasta que de a tanto te contesto. No sé con qué se come eso, le digo. O sí, interpretalo como quieras.
Picture yourself in a boat on a river, with tangerine trees and
marmelade skies… algo
así, la memoria me resulta complicada, como diría Luis Alberto. Perdoná, estoy
muy egorrágico. Literaturra, viste. ¿Dos lunas, o un mero reflejo?
Che,
disculpá que te ofrecí una forma de conversar y ahora me esté retrotrayendo,
dando pasos hacia atrás. Haciendo la raya. Pero es que me dejé pensando. Que te
dejé una gotita así que decía Jean Paul Sartre. Y tengo que decir algo de Jean
Paul Sartre. Que nada que ver, no me parece bien esto del arte comprometido. No
me parece bien esto de las acciones poéticas.
O
sea, ¿te das cuenta que lo que estuvimos haciendo nosotros hasta este entonces
es intentar conversar, vos y yo? En realidad, estuve tratando de conversar y no
me contestás. De cualquier forma esto no tiene nada de… no tiene nada de
militante, nada de beligerante, nada de comprometido, ¿me entendés? Solamente
las ganas de conversar. Y capaz que es eso el arte… conversar, tirar una sonda
al espacio. Simplemente conectar. Bueno, ese es mi problema con Sartre.
¿Vos
que decís, loco? ¿Está bueno esto, hasta ahora, o no? Para mí que está bastante
bueno, eh.
Está
lindo el mundo, vieja, eh. Todavía no se termina de descubrir.
¿Qué
onda con toda esa parafernalia pintaparedes?
Nada
muy distinto de ninguna tura, supongo. Hay una luna llena ahí, dando vueltas.
No para vos, no para mí, no para ella, no para nadie. E infinitamente,
amorosamente para vos, para mí, para ella, para… Literatura son distintas
formas de describir un pozo. La realidad. Se hunde, se ahonda. Se profundiza.
Che, loco, acabo de ver, en la calle, así, en el medio de la calle, una
construcción. Todo bien hasta ahí. En la construcción había un toldo. ¿Dónde
estaba el toldo? El toldo estaba en medio de la calle. En medio de la calle, el
toldo. Tapando todo el cielo, haciendo un túnel de vereda a vereda. Vereda,
calle, vereda, toldo, vereda.
¿Sabías
que las calles también se construyen? Eso que viste probablemente haya sido la
construcción de una calle, y las construcciones de calles también necesitan
toldos. Obviamente, ¿Qué pensás que hacíamos, cuando conversábamos? Pintamos un
edificio, pintamos una vereda, pintamos una calle, y pintamos un toldo.
Pero
de verdad había un toldo en la calle.
Y
pintó el toldo. ¿A vos no te pinta el toldo nunca? A mí me pinta el toldo.
Convergencias. Techitos para la calle. Están buenas estas conversaciones de
bolsillo, anacrónicas, está bueno que no tenga tiempo esto. La tecnología tiene
cosas buenas. Obra de Marta Minujin, me dicen, seguro. Obra del demonio, digo,
si le preguntan a alguna vecina. Le llenan de agua la vereda. Agua estancada.
De Resistencia. ¿Qué opinás de la hiperrealidad? Buscalo.
Igual,
no hace falta. Fijate cómo sale conversando, nomás. No sabe la semilla que me
impuso. Las calles también se construyen. Tal vez sí sabe, y es un regalo. Como
las canciones de Spinetta, viste. Esto no tiene precio. Y no es una sanata como
las pavadas que te dice Jean Paul Sastre.
O
capaz que no es una sanata y es el simple existencialismo que te pega una
patada en el tujes, así, y caés en medio de la vereda al charco de agua.
Estancada. De Resistencia. Y Jean Paul Sarstre se te caga de risa. Ja, ja, ja.
Punto
y aparte para hablar de la pronunciación de Sartre. Sastre, Sartre, Sastre,
Sartre. ¿Es una joda, me traiciona el inconsciente? Jean Paul Sartre es un
sastre. Mi inconsciente me lo está diciendo así. Los aparatos digitales van a
terminar matando a la literatura. Y eso te lo puede firmar Juan Pablo Sastre.
Como
el ingrediente de la coca cola y esos otros elixires y esos raros peinados
nuevos…
En
acotación a esas tres palabras, simplemente un Dios bendiga a Charly García.
dios bendiga a Charly García ¿Charly? ¿dios? ¿Bendiga?
Qué
loco el disco de Spinetta, eh. Para los Árboles.
Ahí
también sobran tres palabras.
Igual,
el Flaco este es medio loco, tiene una fijación con el número tres, si te ponés
a pensar. Dulce 3 nocturno, por ejemplo, o tres llaves.
Y
bueno, andá a saber qué puta pensaba, qué pasaba por su cabeza. Quiero creer
que solemos conversar de vez en cuando, pero bueno.
¿Cómo
era el título ese de la canción… de Charly y Spinetta? ¿Rezo…por… vos? ¿Por
quién rezan? Cantaban los dos: ¿para quién rezaban? Se rezaban uno al otro,
cuenta la leyenda, de altar a altar.
En
realidad, creo que nos rezaban a nosotros. ¡Nos rezaban a nosotros, esos tipos!
¡Se le prendió fuego la casa a Charly cuando estaban tocando en vivo para un
programa de televisión…! ¿cómo estamos? Hola Don Pepito. Las vicisitudes de
crear en la calle. Soy un vecino. Estas partes no tiene la literatura. Los
tachones, viste. Pero… como te decía ¿dónde estábamos? Ah, se le quemó la casa
a Charly mientras los dos tocaban para un programa que supongo que se llamaba
Cable a tierra. Y si no se llamaba… Sí, ¡Cable a tierra se llamaba! Y Fito
Páez… ¡Fito Páez le hizo la cortina musical al programa musical en el que
tocaban Charly y Spinetta, allá en 1985!
Un año después del fin del mundo.
Si
uno se pone a pensar lo que en ese entonces pensaba la gente. Porque la gente
sabía que se juntaron los dos tipos a hacer un disco. Se juntaron Charly y
Spinetta a hacer un disco, ¿entendés? Todo el mundo sabía que Charly y Spinetta
estaban haciendo un disco. Se juntaron un día y dijeron algo así como ‘bueno,
vamos a tocar en la tele’ y qué se yo. El tema que tocan: Rezo por vos. Y
cuando dicen ‘y quemé las cortinas y me encendí de amor’… Charly, el muy loco…
viste…eh, ¿cómo se llama, cómo se dicen esas cosas? Transformadores o… bueno,
Charly es un loco de los transformadores, si no me creés escuchá Inconsciente
Colectivo, qué se yo.
¿A
dónde iba? Ah, sí. El vago conectó un millón de transformadores y enchufes a
los tomacorrientes o como se diga, para conectar la videocasetera, tratando de
grabar el recital, la canción. Y se le incendió la casa. Le chispearon los
cables, saltó la corriente… ¡y se le incendia la casa a Charly! ¡Justo cuando
dice ‘y quemé las cortinas y me encendí de amor’!
Dice
la historia que el Flaco, obviamente, se asustó. Imaginate todas esas energías,
esas cosas que se concentran, que convergen en un solo punto. El Flaco le pedía
perdón a Charly por haberle prendido fuego la casa. Spinetta pidiéndole perdón
a García por… quemarle la casa. En serio. Porque mientras tocaban un tema
llamado Rezo por vos, se incendió la casa. Charly, obviamente, recontra
caliente, enojado con Spinetta porque se culpaba y sabía que no era culpa de
nadie. Más que nada era culpa del transformador, viste. Enojado, le arroja un
cenicero, gritándole al Flaco para que entienda que él no tenía la culpa. Que
era el transformador. Decime si no es una discusión filosófica, poética,
artística y etcétera, en el centro de un transformador. El arte es un transformador.
Y Charly García es una antena. El tipo es una antena. Escuchar Chipi Chipi.
Hizo
un disco llamado Say no More, que los terrícolas todavía no podemos entender.
Constant
Concept. El tipo es Dalí haciendo música. Y no es ninguna exageración.
Me
meto en los entretelones del edificio, en las escaleras (laterales) para hablar
un poco de Charly. ¿Por qué? Qué se yo… estábamos hablando de Sartre. Ah,
bueno. Qué cagada este Sartre, cómo nos perfumó el pensamiento sin que nos
demos cuenta. La culpa de que la gente odie a García, o que no lo comprenda,
más bien. Que desde Say no more hayan escuchado pero no oído, y hayan dicho
algo como ‘Mmm… sí… no sé…’ es de Sartre, tal vez. Charly es un maldito
Sartreano. El tipo hace arte comprometido. Él es su arte. Hace Constant
Concept. Alguna vez veremos lo antena parabólica que es el señor García. Es el
espejo de toda una sociedad. Y no hablo de generaciones, de los 70, de los 80,
de nada. Ponete a pensar que estamos conversando con Charly García. Todo en él
es actual. No hay que perdérselo.
Ya
llegó la luna llena. El partido terminó hace rato pero seguimos conversando
para ver si el 10 hace algún gol. Estamos los dos nada más en la cancha, a esta
altura. Por ahora se la pasa tirando las pelotas a la tribuna. Qué hijo de
puta. Si de algo uno se da cuenta, es que se siente uno como un gato. Caminando
por los tejados, por el cordón de la vereda. Y maravillándose de todo lo que
hay. Un gato funambulista. O Kafkiano.
Volviendo
al Aleph, no sé si Borges era un genio o estaba loco. En el Aleph cuento hay
muchos alephs. Para empezar, el de las escaleras, que es el núcleo de la
historia. Pero también está Beatriz Elena Viterbo; el juego de la musa, un
aleph por donde lo mires. Después, lo tenés al aleph Borges; Borges personaje,
Borges escritor. Tambien está el aleph cuento. Debe haber muchos más. Creo que
Jorge Luis era un nene. El tipo tenía unos… no sé a qué edad se murió el viejo.
Estaba ciego. Escucha esto. Estaba ciego y trabajaba en la Biblioteca. Era
curador de la biblioteca. Imaginate la poética de la situación. Borges se habrá
cagado de risa hasta que se murió. Es increíble. Decíamos que el tipo era un
nene, un chico. Lo leés a Borges y es una criatura. Se divierte escribiendo,
hace juegos de palabras, descubrimientos, asociaciones entre la literatura y la
esquina. Para mí algo de eso es el aleph, la convergencia de las cosas en un
puntito del universo. Para mí eso es el aleph. Ponete a pensar en rezo por vos,
todo se cierra en un puntito así chiquitito que es un transformador. Beatriz
Elena Viterbo. Para mí que por esa rezaban, eh.
Borges
era un maníaco como Charly. Sospecho que el aleph tiene algo que ver con eso de
la hiperrealidad.
Esto
es lo que sé hacer. Nietzche es un tipo que hizo algunas películas horrorosas.
El tipo vivía en una eternidad circular. Filosofía barata y zapatos de
Cronenberg, sacá la tacuen. Lo que quiero decir de Filosofía barata y zapatos
de goma no tiene que ver con García. Tiene que ver con esa otra persona que
rezaba por vos. Y por vos, y por vos.
Me
preguntan con cuántas personas estoy. No sé, ya me empiezo a asustar, contesto.
Soy esquizo, medio border, lateral derecho, contra la raya. Acá en el segundo
piso estamos todos.
Bueno,
retomando. El Flaco, antes de irse a quién sabe dónde, le regaló a Charly antes
de tocar Rezo por vos en el recital de las Bandas Eternas —ese precioso regalo
a la humanidad, a lo que sea que es esto que pasa mientras nosotros dos
conversamos—. Imaginate la situación: está el Flaco tocando desde hace por lo
menos unas… dos horas, o por ahí, tocó con su banda más nueva, también con
Spinetta Jade, con Cerati, tocó algunos temas de Artaud, tocó temas de
Kamikaze, tocó con Fito un par de temas, con Juanse, tocó… tocó con sus hijos
Necesito un amor, el tema de Manal. Rapeado. Excelente el tema, excelente el
tema. Antes que Charly pase al escenario — en mi mente Charly no sabía esto—
Luis Alberto se pone a tocar Filosofía barata y zapatos de goma. Ponete en los
zapatos de García un ratito. Tras bambalinas, por salir a tocar Rezo por vos
escucha su canción en las manos y en la voz del Flaco. Hay muchos regalos
dentro de un regalo, la resignificación de la lírica, un millón de guiños entre
dos amigos, un pedido de disculpas, el solo de guitarra que en la versión
original es la garganta de Lolita Torres. Es hipnóticamente encantadora la
sonrisa del Flaco mientras manotea el atril lleno de sabiduría. ¡Las canciones
que tenía ese atril! Y el tipo cagándose de risa cuando dice ‘y enamorado de
las sirenas’. La voz del tipo, tan frágil, tan poesía. Pies de atril, pies de
atril. El tipo agarra las palabras de Charly ‘quise quedarme pero me fui’, y
ahora se pone uno a pensar las cosas que dice. Voló en la pluma, en la música
de Charly. Quise quedarme pero me fui. ¿Sabía que se estaba yendo y estaba
dando su canto de cisne?
Es
ese el tema con Charly, lo podés reemplazar con cualquier otra persona. Charly
es un espejo, es todos nosotros. En tanto y en cuanto a Luis Alberto, era… es, lo
que sea que es Luis Alberto.
¿Por
qué será que a la gente no le gusta Spinetta Jade? A mí me encanta. Obviamente,
la época spinettiana que más me gusta es la de Invisible. En realidad, todas
las épocas de él son geniales, pero hay una parte emocional que me ata a
Invisible. ¿A qué iba con todo esto? Ah, te hablaba de Spinetta Jade. Por
ejemplo, Alma de Diamante es una locura. No entiendo una mierda de Jazz y leí
apenas Castañeda, pero es íncreible lo del tipo, cómo devora, mastica,
resignifica, pasa por su señal toda una obra a partir de lo que fue para él. A
todo esto, no es el disco ni la canción que más me gusta de Spinetta Jade. El
que más atrae es ese, el que dice… Nena, te traigo esta canción que descubrí,
en el deslinde.
Están
apagando las luces de la cancha. Algún día hablaremos de Beatriz Elena Viterbo,
hablando de alephs y de Borges y el nene cagándose de risa y etcétera.
Cronopiamente.
Buenas
salenas, cronopio cronopio. Ponete a pensar lo que pensó un cronopio para
comenzar un libro. Por el capítulo 73. Y en realidad lo podés empezar por donde
vos quieras. Es increíble ese libro, una piedrita para jugar a la rayuela que a
la vez es la rayuela. ¿De qué planeta viniste? Volviendo al tema Tres llaves de
Spinetta. Spinetta habló con Foucault, de esas charlas hay un disco llamado
Téster de Violencia, donde está Tres llaves. Pero es para otra ocasión.
Dale
pibe, vamos, que apagaron todo y se nos va el colectivo. No le hacés un gol ni
a Paraguay.
Y
bueno… pero ganamos 6 a 1.
1 comentario:
Cuando lo leí por primera vez me pareció muy bueno. Hoy al releerlo, lo confirmo
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