domingo, 24 de junio de 2018

En las calles de Costa Rica


por Marcos Gunn


Independientemente del resultado, pensaba Saúl, el árbol no debiera tapar el bosque. Aunque si somos campeones, se dijo, se olvida todo. La alegría no es sólo brasilera, el milagro argentino siempre se espera. Pero algo tendría que cambiar, si el destino no es la gloria, necesariamente será Devoto. 

Esto ya viene de hace más tiempo que el 38-38. Señales de algo podrido, sobre lo cual el futuro empieza a abrirse paso, a pesar de no pensarlo, de hablar del futuro de la boca para afuera, y cuando las papas queman se borran. No llevar a Lautaro Martínez, para muchos fue una mala decisión, por lo que representaba. No foguear una promesa, llenarse la boca con el planeamiento, con la previsión, y al mismo tiempo, cuando les toca, no seguir haciendo escuela, pensando, no tan lejos, en Qatar. Esa pequeña decisión, muestra que todo ha estado roto desde hace tiempo.

El impecable análisis táctico y político del Cholo Simeone, un Moriarty cualquiera, doñas Rosas hablando afuera del estudio de televisión, todo muy acartonado, y sin embargo, también hay pedacitos de luz, imaginar a Dybala tomando el puesto de Messi, convencer a un Messi en la lona de ser actor de reparto, para dar más luz, al estilo del Tata Martino, aprendés a ser jugador de fútbol cuando aprendés a caminar la cancha, pensó Pasquini. Poner el talento de Messi al servicio de alguien más, de un pibe, imaginarlo manejando otro lenguaje con la cancha, con el equipo, con los rivales.

El futuro promete días interesantes, se dijo, el fútbol argentino no está muerto, qué se puede hacer, salvo ver películas, y se encontró, perdido, en las calles de Bazterrica.






No hay comentarios.: