(o Siempre es bueno tener, palenque de ande rascarse)
Tal vez haya que hacerse un tiempito para
reflexionar un poco sobre otras temáticas, en medio de esta maldita tormenta
pandémica que arrasa, al parecer, una vez por siglo.
Sería bueno recordar que las canchas de paddle amateur
no tienen micrófonos. Por lo menos, yo nunca vi ninguno.
Pero también habría que saber que en el monte
de los olivos hay cuadernos. Cuadernos de verdad, con anotaciones llevadas por
militantes. Ah, no…perdón: llevadas por milicos. Cuadernos que no se usaron
para hacer un asado ni resucitaron al tercer día -en el monte de los Olivos no
hay cruces sobre las cuales dibujar un rito-. Cuadernos que llevaban los chicos
de adelante. Grande la Casa Militar; al final, no había Casanello y sí magistrados
amigos de un ¿ingeniero?-¡mirá si el que no tenía título era otre!-, y también Pirincho, Alfajores
Jorgito, Joaquín “Cuidado Con La Mucama” y tantos otros. La amistad la
celebramos así, escribieron que escribió el Toby. ¡Terribles torneos de paddle
se debían de armar!
El gran diario argentino no lo publica, tampoco
la tribuna de doctrina. Se publica en un blog, como dicen despectivamente. Un
blog que dignifica una profesión denostada. Un blog que hizo las cosas abogado
bajo el amparo de la ley de acceso a la información pública. Un blog con un
comportamiento de lo más republicano.
Además se publica la fuente -que no estaba
corriendo entre los árboles de Palermo-, para que vean los escépticos, los que
se han dejado inocular odio, para que analicen, si es que pueden, cada cual con
su propia sesera.
Correte que me tapás el Sol, nene.
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